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Justo en esa zona, se encontraba el mayor centro comercial
de Doha, el Doha Shopping Center o más conocido como The Mall. Allí al entrar, vimos que se encontraba en otra galaxia por así
decirlo. Está claro que en este país, se mueve mucho dinero.
Existía una gran cantidad de tiendas de marca, así como
diferentes restaurantes, incluidos muchos de comida rápida pero lo curioso de
estos restaurantes fast-food, era la gran diversidad de procedencias que había.
Por haber, había hasta uno de comida mongol, muy buena por cierto.
Asimismo, existía un Carrefour y claro, la curiosidad nos
hizo entrar para ver que productos se ofrecían y ver la relación de precios con
España. Al entrar, lo que si notamos cosas impensables aquí. Así, por ejemplo
nos llamó la atención que en la pescadería, estaba como dentro de una urna y
esto nos pareció sorprendentes, ya que el olor a pescado no se pasaba a otras
partes del supermercado. Allí aprovechamos para comprar los típicos recuerdos
como frutos secos, café árabe y también probar diversos alimentos como los
yogures, en la que los países árabes, son unos auténticos especialistas. Los
precios, los ví como en nuestro país.
Tras estar en dicho centro comercial unas horas, las peores
del día donde más fuerte pega el sol, nos deseamos ya salir del centro comercial y en la tarde noche, el centro financiero, nos ofrecía una de sus mejores caras, la iluminación de su edificios.
Posteriormente nos dirigimos al Zoco de Doha. Es quizá de las pocas partes de la ciudad donde aún se conserva donde aún
se conserva algo de la esencia de la arquitectura árabe. Su estructura nos
hacía pensar que en su tiempo, sirvió también de almacén o lonjas para el
pescado que provenía del puerto. La mayoría de los locales, eran de ropa, de
joyas, alimentación, etc. y estaban regentados por indostánicos.
Aquí, se nota que los inmigrantes, han sido los que han
levantado este país. El número de ellos, es mayor que el de los nativos y
estos, desempeñan puestos directivos y relacionados con el petróleo. Aunque
últimamente, la diversificación de la economía qatarí ha hecho mirar hacia
otros sectores como el financiero y en menor medida, hacia el turismo. De
hecho, el turismo que vimos era casi nulo y los extranjeros occidentales que
vimos, eran trabajadores que residían allá.
Tras comer algo en el Zoco, ya nos dirigimos a nuestro
hotel, que se encontraba cerca. Desde la ventana de nuestra habitación se veían
las viviendas donde vívian los trabajadores hindues y vimos que en el fondo, en
este país, hay dos mundos, solo que uno se camufla al exterior. Hay que tener
en cuenta, que la gran mayoría de estos trabajadores, no cobran más de 200
euros al mes.
Y así, transcurrió nuestras horas en Doha. Una ciudad, y un
país, totalmente levantado en el desierto y en pocos años. Fuimos testigos de
todo este lujo por unas horas. Nuestro avión salía temprano y queríamos dormir
unas horitas.
Muy completa informacion
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