viernes, 14 de diciembre de 2012

Viaje a Tierra Santa (IV). Jerusalén, tres religiones.


La crónica de hoy corresponde al domingo 18 de noviembre de 2012.

Esta ciudad cautiva. Se nota que es un punto importante de la historia. Desde el nacimiento de Cristo, pasando por las Cruzadas de hace 1.000 años y ahora como centro religioso de tres las tres principales religiones monoteistas.

 Nos dirigimos, como todas las mañanas a la ciudad vieja de Jerusalén. El conflicto entre Israel y Gaza, se está poniendo en un punto sin retorno y el ejército israelí empieza a llamar a los reservistas, que serían unos 40.000 soldados. Al acercarnos a la Puerta de Jaffa, vemos que parece un pequeño punto de encuentro entre ellos, me imagino que para enviarlos al conflicto.






Movilización de los reservistas del ejército israelí


Nuestra primera intención consistía en visitar la Explanada de las Mezquitas, y allí ver el principal monumento, la Mezquita de la Roca pero al acercarnos al tunel que da acceso a dicho lugar, situado al lado del Muro de las Lamentaciones, vimos una gran cola esperando entrar. Serían sobre las 7:45 de la mañana. Recordemos que el horario de apertura es de 7:30 a 10:00 y de 12:30-13:30, de domingo a jueves.

Para acceder a la Explanada de la Mezquita, vemos a la derecha, una rampa. En el centro, el Muro de
las Lamentaciones. Y a la izqda, la Cúpula de la Roca, el lugar donde Mahoma subió a los cielos.

También, el Muro de Las Lamentaciones, justo al lado, está totalmente repleto. Ironías de la historia, la ciudad donde más se reza, se utiliza como moneda de cambio en hostilidades.

El Muro de las Lamentaciones, está separado por sexos.







Como no sabríamos el tiempo que nos podría llevar dicha cola, preferimos dejar dicha visita a lo largo del día para ver si dicha aglomeración de gente, disminuía.

Por tanto, nuevamente, tuvimos un poco que reorganizar el día pero como dije en algún post anterior, eso no es ningún problema en Jerusalén debido a la gran cantidad de lugares a visitar.

Nuestro primer lugar que vimos hoy fue la Iglesia anexa a la del Santo Sepulcro, tras entrar por una pequeña puerta. Es de esos pequeños lugares, que sólo uno se puede enterar por las recomendaciones a visitar. La iglesia, de reducidas dimensiones comparada con otras de la ciudad, es sin embargo, muy bonita.






Posteriormente, nos dirigimos a una zona importante de Jerusalén y que es el Monte Zión. En dicho lugar se encuentra, entre otros, el Cenáculo, que es donde se celebró La Ultima Cena. Es un lugar que pese a su importancia histórica, digamos que está un poco descuidado y no da la sensación de plasmar dicho acontecimiento.

En este lugar, el Cenáculo, es donde se produjo la Última Cena.
Asimismo, en dicho recinto, se encontraba un lugar de un gran peso para la religión hebrea, que es la Tumba del Rey David. Pese a su importancia, más bien era un pequeño lugar de rezo y meditación y en la tumba había una alfombra encima con diversos símbolos hebreos.

Una estatua del rey David a las faldas de la Iglesia de la Dormición.

La tumba del Rey David


La kipa, el gorro que únicamente deben ponerse los varones al entrar a
lugares sagrados hebreos.

Dentro de la misma zona, se encuentra la Iglesia de la Dormición, que es conmemora el lugar donde vivió la Virgen María después de la muerte de Cristo y allí también moriría. La iglesia data de 1906 y pertenece a la orden de los benedictinos. Es sin duda, una de las iglesias más hermosas de Jerusalén, pese a su relativa reciente construcción.













Tras ver todos estos monumentos, ya nos dirigimos a la cola para acceder a la Explanada de las Mezquitas. Recordemos que su horario es de de apertura es de 7:30 a 10:00 y de 12:30-13:30, de domingo a jueves. Nosotros, llegamos a las 11:30, una hora antes y fuimos de los primeros aunque yo creo que con llegar media hora antes, tal vez sea suficiente. Pero claro, todo esto depende de los grupos que visiten dicho lugar y esto es realmente lo que puede condicionar muchas veces las visitas. Por lo que notamos durante nuestra estancia en Israel, son muy pocos los turistas que vienen por su cuenta. La gran mayoría, vienen en grupos organizados y éstos pueden estar compuestos fácilmente por unas cincuenta personas. Por tanto, el llegar a una cola, por cuestión de unos minutos, se puede convertir, posteriormente en tener a cincuenta personas por delante. Ver más información histórica de la Explanada de las Mezquitas.

El inicio de la cola está justo al lado de uno de los controles de seguridad que dan acceso al Muro de las Lamentaciones.

Controles de acceso al Muro de las Lamentaciones

Un hebreo se dirige a rezar.

A las 12:30, se abrió la puerta del tunel que da acceso a la Explanada de las Mezquitas. Una cosa muy importante y es que para acceder a ella, hay que presentar el pasaporte. El motivo es porque lo consideran un lugar sagrados profanado y porque podrían, sin querer, violar el sancta sanctorum del desaparecido templo. 


El famoso túnel o pasarela

Vistas del Muro de las Lamentaciones desde la pasarela. Obsérvese como
aparece dividido para los dos sexos



Tras atravesar el tunel, llegamos a un lugar donde impera arquitectónicamente el estilo árabe pero sin duda, lo que llama la atención es la Cúpula de la Roca, con esa fina capa de oro de 1,3 mm y donada por el fallecido rey de Hussein de Jordania. Es sin duda, uno de los edificios más emblemáticos de Jerusalén y visibles desde muchos lugares. Este monumento indica el lugar exacto donde Mahoma ascendió a los cielos.

En dicha explanada, estaríamos como una hora y es uno de esos momentos que se nota que uno está en Jerusalén, ciudad santa para las tres principales religiones monoteístas (la cristiana, la musulmana y la hebrea) y que hace que parezca que estamos en una ciudad eminentemente árabe como podría ser Damasco hace unos años o Ammán.

En esta explanada, los hebreos tienen prohibido la entrada.






















Tras terminar dicha visita y salir por una puerta que daba acceso a la ciudad vieja y que siempre está vigilada por militares israelíes por lo que comentaba que ningún judío puede acceder a dicha explanada, nos dirigimos a comer a un lugar muy famoso en Jerusalén y que se encuentra en la Vía Dolorosa, justo enfrente de las estaciones III y IV.

Muy buena la comida. Bastante influenciada por la gastronomía árabe


Lo bueno de comer en una terraza, es que uno ve el día a día y mi conclusión: integración
total de todas las religiones.



Tras terminar de comer, nos dirigimos a la ciudad del Rey David. La manera más fácil de llegar es a través de la puerta Dung, la más cercana al Muro de las Lamentaciones. Es actualmente un lugar arqueológico que se está intentando potenciar. El horario de visita es de 09:00 a 17:00 de domingo a jueves y 08:00 a 11:00 los viernes. La entrada cuesta 25 shekels (unos cinco euros).

Ruinas de hace unos 3.000 años. Cuanta historia










Y allí también se encuentra canales subterraneos que abastecían a la ciudad de agua en la antigüedad. El principal pozo es el de Warren  (en honor al nombre de su descubridor). Para visitar estos canales, hay dos opciones: una es acceder a el a través de sus aguas, que llegan a unos 80 cts. Para ello, lógicamente hay que ir equipado con ropa de baño (existen taquillas para dejar la ropa) y otra, a través de una gruta, paralela a ella, y que es la que utilizamos nosotros.

Antiguos canales de agua ahora habilitados para ser visitados











Tras terminar la gruta, vimos justo enfrente un asentamiento palestino. Recordemos que hasta el año 1967, la parte de Jerusalén Este era zona árabe (Cisjordania) y que tras la finalización de la Guerra de fue anexionada dicha zona, manteniendose las barriadas árabes como era el caso que veíamos.

Está claro que existen dos sociedades en esta ciudad, por una parte la Jerusalén turística, con grandes equipamientos públicos y por otro, los asentamientos palestinos, con unos níveles de hacinamientos grandísimos y unos servicios públicos que tal vez sean de la España de hace muchos años.

Panorámica del asentamiento palestino en Jerusalén Este



Desde el propio yacimiento que expliqué anteriormente, se veía de fondo dicho
asentamiento


Asentamiento vallado


Una garita de vigilancia controlando el asentamiento palestino




Ya caía el atardecer y para hacer tiempo, callejeamos un poco por la ciudad vieja. Como nos cogía de paso el Muro de las Lamentaciones, pasamos por allí y se notaba con mucha afluencia.






Y para finalizar una visita a la Iglesia del Santo Sepulcro para seguir viendo distintos oficios.






Y así termina nuestra crónica de hoy. Tres culturas, tres religiones. Algún día ¿una única paz?

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