La crónica de hoy corresponde al 21 de noviembre de 2012.
Hoy dejamos Jerusalén. Es una ciudad que nos ha fascinado
satisfactoriamente. En todas las facetas, nos ha sorprendido. Desde el contexto
histórico que sin duda, se lo aporta el ser un referente de encrucijadas a su
convivencia entre las diversas religiones y razas, con una simbiosis total que
se ve en las calles.
La principal parte del día de hoy, lo destinamos a visitar
otro de los lugares que uno no se puede ir sin visitar si se viene a Israel,
que es el Mar Muerto. Aunque esta hermosa sensación también se puede realizar si
uno visita Jordania, ya que dicho mar, se encuentra dividido entre los dos
países, perteneciendo la costa oeste a Israel.
Para ello, y viendo la relativa poca frecuencia de autobuses
para allá, alquilamos un coche a través de la web www.ealquilerdecoches.com y nos
decidimos por una compañía especializada en Israel, que es www.thrifty.co.il.
El servicio, que era únicamente de un día, costo unos 30
euros. No nos gustó para nada dicha compañía ya que a través de su formulario,
solicitamos un coche con cambio manual, como se conduce en la gran mayoría de la España y cuando fuimos a recoger el coche, nos indicaron que sólo había coches
con cambio automático y que tampoco era muy difícil conducir un coche de esos,
nos dijo el encargado. Independientemente de su facilidad o no, uno no va a
Israel a aprender un coche automático, sino a conocer el país. Así, que le
dijimos que si habíamos hecho una reserva de cambio manual, queríamos uno de
esos. Al final, tras una hora perdida, nos llevó a otra oficina y nos dieron
una camioneta tipo Kangoo, que para dos personas y un día tal vez no era el
coche más propicio, pero viendo lo que había, al final lo cogimos. Si alguna
vez, van a otro país, les recomiendo que cojan una compañía tradicional, como
Hertz, Avis, etc. que seguro que tienen una flota mayor.
Al final, éste era el único coche de tracción manual que tenía el concesionario. La única ventaja era para transportar las maletas. |
Tras hacer la pertinente revisión del coche, nos dirigimos
hacia la carretera que va hacía el Mar Muerto, que es la 1 y posteriormente, la 90. Ver ruta enGoogle Maps.
Tras unos kilómetros de Jerusalén, el paisaje que pudimos ver era totalmente desértico. Una delicia disfrutar de toda esa maravilla de la naturaleza.
Hermosos paisajes semidesérticos nos acompañarían durante nuestra travesía. |
En una gasolinera, incluso se ofrecía dar un pequeño paseo en camello. |
Cuando uno desea ir al Mar Muerto, la gran mayoría se decide
por la localidad de Ein Gedi, que está como a dos horas de Jerusalén pero
tampoco nos apetecía cansarnos mucho y más bien preferíamos algo tranquilo ya
que nos habían contado que el lugar anterior, era una especie de Benidorm.
Hay que tener en cuenta también que en Israel, si uno desea
ir al Mar Muerto, no es llegar a la costa, dejar el coche y bañarse. Solamente
se puede hacer en unos lugares determinados, en el que están dotados de los
principales servicios, tales como duchas, bares, aparcamientos, venta o
alquiler de toallas, zapatillas, etc. O sea, para entendernos un poco, una
imitación de cuando uno va a un parque acuático.
En el caso de Jerusalén, el lugar más cercano se llama
Kalia y la entrada por persona era de 50 shekels (unos 10 euros) y se
podía pagar con tarjeta.
Los complejos turísticos en el Mar Muerto están dotados de todas las facilidades que uno desee. |
Una vista de las instalaciones de Kalia Beach |
Como recomendación cuando uno desee bañarse el Mar Muerto,
hay que tener en cuenta las siguientes:
- En el caso de los hombres, no afeitarse unos dos días antes al menos. La razón es que por la salinidad de dichas aguas, escocería bastante la piel de la cara.
- En el lugar que fuimos, había duchas frías de agua dulce. Es interesante estar combinándola con los baños en el Mar Muerto ya que si se está mucho tiempo en éste, la salinidad hará que la piel empiece a picarnos.
- Como indicaba los carteles de precaución en dicha playa, no se debe uno sumergir la cabeza.
- Si a alguien le entra una gota de agua en el ojo, lo mejor no es frotárselo con las manos, sería peor, ya que en vez de tener una gota ahora, tendríamos todo el ojo mojado y hablamos de un agua con una salinidad del 25%.
- Es ideal, combinar también el embadurnarse con el barro que hay dentro del mar y los baños. Estos barros tienen propiedades curativas y tras dárselo uno, la piel se le queda como la de un bebé.
- Es interesante ir provisto de alimentos y bastante líquido. Aunque las instalaciones tengan bares, tal vez los precios sean abusivos y no encuentre uno algo que le apetezca, normalmente, comer.
- Es recomendable ir con zapatillas de goma ya que gran parte del suelo dentro del agua, es de sal cristalina y por tanto, puede ser cortante.
- Dependiendo de la época del año, tal vez el baño pueda ser más molesto, especialmente en los meses calurosos de julio y agosto, en el que la piel se puede resecar mucho. Nosotros, al ir en noviembre y aunque pillamos sol, ya no es con la intención del verano.
Al llegar a Khalia, no había mucha gente, quizás no más de
15 personas para una playa relativamente grande. En el precio, teniamos derecho
a hamaca y sombrilla. Dicho establecimiento, tiene además, el record de tener
el bar a la menor altitud del mundo, a-418 mts por debajo del nível del mar.
El bar a menor altura, sobre el nível del mar, a -418 mts. |
Y bueno, pues siguiendo los consejos que día anteriormente y
tras una previa ducha de agua fría, nos metimos en el Mar Muerto a ver la
sensación que se sentía y en efecto, es una de esas cosas que uno lo ve en la
televisión y le parece maravilloso y así es. Sin hacer ningún esfuerzo, que uno
flote totalmente, genera una total placidez. Incluso, aunque uno haga fuerza
para sumergirse, enseguida “tira” para arriba, como si fuera impulsado por un
muelle.
Tras varios baños combinándolos con duchas frías de agua
dulce, tocaba el ceremonial de embadurnarse un poco y estar con dicho barro
unos minutos. Hay que tener en cuenta que el Mar Muerto es uno de los
principales destinos curativos del mundo, por las muchas propiedades que nos
ofrecen dichas aguas.
Aproximadamente, a media mañana, vino un gran grupo de
turistas rusos, que tras los días que estuvimos en Jerusalén, eran el grupo
mayoritario de visitantes. Como ya habíamos tenido varios baños, varias
sesiones de barro, decidimos, que quizá ya era hora de irse.
Es muy importante combinar las duchas de agua dulces con las saladas |
No hay que hacer esfuerzo por nadar. |
Por ahogamiento, no creo que nunca haya atendido a nadie |
Barro con propiedades muy curativas para la piel. |
Una playa para todas las edades |
Y tras llegar un gran grupo, ya era hora de retirarse. |
Tras coger el coche (más bien camioneta) nuevamente, nos
dirigiamos a Tel Aviv. Por el camino pudimos ver de lejos la famosa ciudad de
Jericó, la ciudad que según cuenta la tradición, sus murallas cayeron tras
sonar las trompetas. De esa ciudad histórica, queda poco y está bajo control
palestino.
Que una ciudad esté bajo control palestino significa que si
alguien ha alquilado un coche con matrícula israelí, el seguro de dicho
alquiler, no se hace cargo de posibles daños que pudiera tener dicho automóvil
y por tanto, no se debe entrar, al menos que uno quiera asumir un riesgo. La
única compañía israelí, por lo que tengo noticias, que acepta que sus coches
puedan entrar en territorio palestino es la compañia Green Peace. Al ver los precios, nos parecía
excesivo y por lo que leímos en internet, sus alquileres se enfocan
principalmente a personal diplomático o de misión de las Naciones Unidas. Un
negocio perfecto.
Tanto la ida como la vuelta del Mar Muerto, pudimos ver
preciosos paisajes, con una soledad total y que daba la sensación de estar en
la luna. Es de esos momentos que uno se relaja totalmente.
Puesto de artesanía |
Para ir a Tel Aviv, a la altura de la circunvalación que
rodea la ciudad de Jerusalén, nos encontramos con los tipicos atascos que hay
en este país por los controles militares. Correspondía ir mirando cada coche ya
que entrabamos en territorio israelí y en el caso de los palestinos, sólo
pueden entrar los que estén autorizados. Una vez pasado el control, volvieron a aparecer los muros que aislan algunas poblaciones palestinas.
A la derecha, otra vez volvían a aparecer los muros |
Un gran muro separa algunas ciudades palestinas de territorio israelí |
La entrada a Tel Aviv, nos costó bastante ya que aunque
veíamos los rascacielos al fondo, en la carretera no se veía ningún cartel que
indicara Tel Aviv sino sus barrios, y lo confundíamos con otras ciudades de los
alrededores. También, destaca como cambiaba la vegetación en poco más de 30 kms. con respecto a la que vimos yendo al Mar Muerto.
Rumbo a Tel Aviv |
Cambio de vegetación |
Los rascacielos de Tel Aviv |
Nos dirigimos al concesionario del rentacar para dejar el
coche que habíamos alquilado, ya que durante nuestra estancia en Tel Aviv, no
lo necesitaríamos.
Ya en mi siguiente y último post, hablaré de Tel Aviv y de
mi viaje de vuelta.
Muy bueno. Todo el mar muerto es de pago? Incluido los niños?
ResponderEliminar