sábado, 6 de septiembre de 2014

Escapadas en la India (III). Qué ver en Srinagar y alrededores

Tal vez a la mayoría de lectores el nombre de Srinagar no le suene mucho pero si decimos que es la capital (durante la época de verano) de la Cachemira india, ya tal vez, estén más posicionados.

Antes de hablar de los lugares en si, es bueno hacer un breve inciso para conocer el problema de esta región, una de las más militarizadas y peligrosas (aunque hoy en día no tanto) del mundo.

Cuando se produjo la independencia tanto de la India como de Pakistán por parte del Reino Unido,al maharajá (rey) de cada región, se le indicó a que país quería pertenecer. Cachemira era predominantemente musulmán (y lo es, de hecho el 95% del distrito de Srinagar, es musulmán) pero el maharajá, era hindú y éste no sabía decidirse. Justo después de la independencia (agosto de 1947), tropas pakistaníes invadieron la región. Ante la imposibilidad de defenderse, el maharajá, ante los improperios y violaciones a los derechos humanos por parte de las tropas pakistaníes, decidió unirse a la India. Los enfrentamientos continuaron y se decidió separar dicha región en dos partes, la india y la pakistaní (en 1961, China invadió la india y ocupó una pequeña parte de Cachemira, llamada Aksai Chin). En total, dicha región ha generado entre India y Pakistán un total de cuatro guerras, entre 1947 y 1949, 1965, 1971 y 1999.



Cachemira, disputada entre tres países


Asimismo, los días que estuvimos mi mujer y yo allá, coincidió con el fin de semana del 15 de agosto (día de la Independencia de la India) y por tanto, con máxima tensión y alerta.

Ya el aeropuerto de Srinagar impresiona bastante por su seguridad. Creo que es el primer aeropuerto de una pista que ésta no va pararela a la terminal sino que es perpendicular y en todo el borde de dicha pista, se encuentra una gran cantidad de bases militares. Al llegar al aeropuerto, para los extranjeros, existe un control en el que hay que registrarse, indicando las zonas a visitar de dicha región. Asimismo, cuando se vuelve al aeropuerto, a unos dos kms aproximadamente antes de llegar, hay un control de equipaje y de pasaportes, con la incomodidad que supone sacar las maletas del taxi o coche y volverlas a poner.

Durante el recorrido que hicimos los controles de seguridad fueron constantes y prácticamente había que tener a mano los pasaportes.

De vez en cuando, se veía alguna pequeña trifulca





Ahora, y tras el anuncio de los terroristas de Al Qaeda de actuar en India, tal vez los controles aumenten  más y viendo un poco lo que vi ese fin de semana, por desgracia, Cachemira se puede convertir en un filón de fanáticos asesinos.

COMO AFRONTAR LA VISITA

Está claro que si se va a visitar Srinagar, hay que ver los alrededores (especialmente Gulmar), dormir en un houseboat (pequeños barcos hoteles) visitando el hermoso Lago Dal y si sobra tiempo, visitar la ciudad.

Tal vez lo último que haya comentado, lo de si hay tiempo se podría visitar la ciudad, pueda ser algo premonitorio que tal vez nos encontremos con una ciudad que no ofrece alicientes. No es que no los ofrezca sino más bien es que con las dos opciones anteriores, veremos que tras visitar la ciudad, no hay comparación ninguna.

Dependiendo de la hora que llegue el medio de transporte que nos lleva a Srinagar, una buena opción podría ser visitar directamente los alrededores de Srinagar. En mi caso, el avión llegó a las 8:30 de la mañana al aeropuerto y por tanto, teníamos todo el día libre. Ya si se llega a mediodía o por la tarde, tal vez lo mejor sea ir al houseboat y contratar un paseo en barco por el lago Dal.

A continuación, comento las actividades a realizar:

ALREDEDORES DE SRINAGAR

De una belleza impresionante y las carreteras, recordándome a mi hermosa Gran Canaria , fue el primer lugar que mi mujer y yo recorrimos. Como indiqué anteriormente, el avión aterrizó a las 8:30 de la mañana y nos vino a buscar el chófer que habíamos concertado con el hotel.

Pues bien, a las 8:30 llegamos y lo primero que tuvimos que hacer, antes de salir del aeropuerto, es registrarnos en un stand de éste ya que los extranjeros que visitamos algunas regiones estratégicas o conflictivas de la India, tenemos que hacer. Tras realizar esto ya salimos del aeropuerto y vimos a nuestro  chófer así como una pequeña dotación del ejército indio con traje de gala. No hay nada como el Día de la Independencia en la India para mostrarles los dientes a su enemigo natural, Pakistán, y más en una región que reclama ésta.

Llegamos el día de la Independencia (15 de agosto) a Srinagar. Buen
día para demostrar el orgullo patrio

Tras coger la carretera del aeropuerto, vemos que hay muchas casas con tejado de rejas y en forma triangular. Eso ya denota que es una zona donde llueve mucho y principalmente nieva bastante en invierno.

Nuestro destino era la estación de esquí de Gulmar, que al tratarse de verano cuando fuimos, más bien se convierte en una zona recreativa. Al ir ascendiendo por las carreteras y como comenté anteriormente, me recuerda mucho a mi isla, Gran Canaria, especialmente las carreteras que suben a Artenara. Está claro que el norte de la India es mucho más atractivo, hermoso y sano que la zona donde se encuentra Nueva Delhi, con un clima de 9 meses insoportables de calor, dos de temperaturas normales y uno con un frio con temperaturas nocturnas que llegan a casi cero grados.








Tras llegar a Gulmar, los vehículos deben llegar hasta un punto y luego, para trasladarse a un teleférico, hay que o ir andando (son como dos kilómetros) o bien, ir en caballo. Nosotros decidimos en este medio de transporte. Como todo en la India, hay que regatear pese a supuestamente haber unos precios oficiales pero bueno, por desgracia forma parte de la idiosincrasia de este país y no queda más remedio que “pelear” un poco. Al final, no estuvo mal el precio para un europeo y el paseo ida y vuelta, con espera incluida, costaba 500 rupias (unos 6 euros por persona).

En este trayecto, nos fijamos que la gran mayoría de los que tenían el negocio de los caballos, eran musulmanes. Daba la sensación a veces de estar en una pradera de Afganistán ante esas indumentarias tipo pastunes y esos caballos, de tamaño similares a los de un pony. Está claro que la diversidad cultural, etnográfica y humana en la India es impresionante.






Y como no, no podían faltar fuerzas militares.



Tras llegar a la base donde sale  teleférico, nos ponemos a hacer cola para comprar las entradas. El precio, subir hasta lo más alto y bajar, era de 1.400 rupias (unos 18 euros). Nos llamó bastante la atención ya que es un precio muy alto para la India. Lo normal es que las cosas en este país valgan por reglar general, tres veces menos que en España, y por tanto, para el poder adquisitivo de los indios, es como si valiera casi 60 euros.

Pero si, ese era el precio oficial y vimos que lo pagaban todos los indios. Este país, por desgracia, está uno tan acostumbrado a que haya un sistema doble de precios (uno para los indios y otro, para los extranjeros) que siempre dudas de si el precio, es el real o inventado. Hay que tener en cuenta que el pago solo se puede hacer en efectivo, no con tarjeta de crédito. Muy a tenerlo en cuenta. Las cabinas de los teleféricos son para seis personas. Se recomienda muy encarecidamente ponerse delante para verlo todo mejor.

Y tras ir subiendo, desde luego que mereció la pena. Los paisajes parecían de los Alpes y aquí, dentro de lo que cabe, la gente está un poco más concienciada con la limpieza y pudimos ver menos basura de lo normal tirada en el suelo. Tras llegar arriba de todo, a unos 4.300 mts de altitud, vimos que el oxígeno faltaba mucho, casi no se podía respirar y realmente, poco había para caminar y lo único era ver esas impresionantes vistas de las montañas.

La inacabada sala de espera de dicho teleférico


Una pequeña llovizna amenazó durante la subida




Ya en el punto más alto del teleférico


Hermosas las vistas desde lo más alto

Sin duda, el mal de altura se notaba bastante

Y vuelta a bajar



Tras bajar otra vez por el teleférico, volver a montar a caballo y tomarnos un café, ya eran casi las tres y media de la tarde. El cuerpo pedía descansar tras habernos levantado a las cuatro y media de la mañana para coger el avión.

El precio total del taxi, conductor incluido, desde el aeropuerto a Gulmar y dejarnos en el embarcadero de la ciudad de Srinagar, desde las 8:30 hasta las 16:30 aproximadamente, fue de 2.000 rupias (unos 25 euros). Suele ser un precio muy común (oscila normalmente entre 1.600 y 2.000 rupias) la disponibilidad de tener un coche ocho horas al día y con conductor.

LAGO DAL

Es sin duda, la principal atracción de Srinagar y una manera excepcional de desconectarse y relajarse en un entorno de naturaleza idílico.

Lo más recomendable cuando alguien se va a alojar en Srinagar, es realizarlo en un hotel bote (house boat). Normalmente suelen ser embarcaciones de dos o tres habitaciones y zonas comunes. Debido al daño que ha hecho el conflicto de Cachemira entre India y Pakistán, actualmente creo que hay un sobre exceso de oferta y eso se nota en que se pueden obtener precios interesantes. Mi mujer y yo dedicimos alojarnos en uno que estuviera algo lejos de la ciudad (y no tan lejos relativamente ya que estaba a 10 minutos en canoa desde el embarcadero principal), concretamente el Houseboat Zaindari Palace. Tal vez , por ello, fuera un poco más caro de los normal, unos 40 euros para dos personas con desayuno incluido. Pero lo bueno, es  que durante los dos días que estuvimos, allí no se alojó nadie más. Esto es relativamente un factor a tener en cuenta y es que estar en un barco de estos, la diferencia entre estar a gusto e incómodo, es estar sólo o no ya que este tipo de hospedaje, compartido con alguien ajeno, sería tal vez agobiante.

La habitación en nuestro barco

El salón de dicho houseboat. Al ser los únicos huéspedes, todo
para nosotros

Hermosas vistas desde el recibidor del barco


Las vistas desde la ventana de nuestra habitación

Hermoso lugar para deleitarse mientras se desayuna



Pues la gran mayoría del tiempo de nuestro fin de semana en Srinagar, principalmente el sábado (habíamos llegado un viernes y nos íbamos un domingo al mediodía), transcurrió navegando por el lago, cuya superficie total es nada menos que de 20 kilometros cuadrados.

En este lago, pudimos ver desde inmensos nenúfares, un gran hábitat de aves y también pequeños asentamientos de casas. Fue una experiencia muy relajante y más en un país tan caótico a veces como la India.









































Para navegar por dicho lago, existen botes con techos muy típicos de la zona y su precio oscila entre 200 y 300 rupias la hora (entre 2,5 y 4 euros aproximadamente). Ya todo depende de la destreza para regatear y del número de horas que se contrate. El lago es muy grande y una opción podría ser dar un paseo de unas dos horas por la mañana y otro por la tarde.

Pero incluso, sentándonos en el recibidor del houseboat y ver toda esa naturaleza y ese pequeño trasiego en barcas de los habitantes locales, ya es también bastante agradable.

VISITA A LA CIUDAD DE SRINAGAR

Lógicamente, había que hacer una visita a la ciudad. Los principales puntos turísticos distan bastante de la zona de embarcaderos (Ghats) por lo que se hace necesario coger un taxi pero por la estrechez de las calles y para movernos mejor, es más recomendable coger un tuk-tuk. Tras hablar con varios conductores, pactamos con uno que no enseñaría las principales atracciones por 600 rupias (unos 8 euros). Tal vez se podría haber regateado un poco más pero bueno, como he dicho en algunas ocasiones, tal vez un euro para nosotros no signifique mucho pero para ellos, igual es una comida casi.

Pues bien, al ir dejando poco Boulevard Street, que es la calle donde se encuentran los embarcaderos, enseguida nos dimos cuenta que es una población que en su gran mayoría está habitada por musulmanes y daba la sensación de estar en Afganistán o Pakistán (de hecho, en el fondo nos encontrabamos a menos de 100 kms de la frontera). Por tanto, era muy característico ver carnicerías con corderos, indumentaria musulmán y mezquitas.

Los principales lugares para ver:

La Mezquita principal (Jama Masjid)

Sinceramente, me la esperaba mucho mejor siendo un bastión del Islam en la India pero bueno, es lo que había. Lo que si me llamó mucho la atención es que parte de su arquitectura se parecía mucho a la que se puede observar en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Fue construido en el año 1394 pero la actual es del año 1672. Tiene capacidad para unas 33.000 personas pero como había comentado, me parecía algo sosa. Hay otras muchas mezquitas más impresionantes en la India, como por ejemplo la de Nueva Delhi. Se puede visitar sin ningún problema y de entrada, sólo se pide la voluntad, entrar descalzo y en el caso de las mujeres, cubrirse el pelo.




Interior de la mezquita, con capacidad para más de 20.000 personas




Ziyarat Naqshband Sahib

Posteriormente, nos dirijimos a dicho lugar, que es un templo musulmán. Fue construido por el Sultan Sikandar entre 1389 y 1413. Es un emplazamiento con un jardín muy interesante (Srinagar tiene buena fama de ello) y que enfrente de dicho templo, podíamos ver casas con el estilo típico cachemirí.




En cierto modo, me recordó un poco a la arquitectura newar, muy típica
del Valle de Katmandú (Nepal)







El Santuario del Rozabal

De unas dimensiones pequeñas, se cuenta que en este santuario está enterrado Jesucristo. Lógicamente, todo esto es una teoría y dudo que pueda tener alguna credibilidad. Cuando llegamos estaba cerrado pero lo que nos llamó la atención fue que no se podían sacar fotos incluso desde el exterior.

Cuanto menos, curioso un cartel que diga que no se
puedan sacar fotos desde la misma calle.



Pasear por Srinagar

Quizá no sea la ciudad más hermosa para pasear pero en ella podremos ver una cultura totalmente distintas a la nuestra y por tanto, disfrutar (y aprender) un poco de sus tradiciones. La arquitectura me pareció muy interensante. En algunos lugares, con mucha similitud a la que nos podríamos encontrar en algunos lugares de Nepal como Katmandú y especialmente Baktaphur.
















El paseo que bordea una parte del lago (Boulevard Road), es muy bonito también. Quizá el único handicap es que cada vez que nos acerquemos a un embarcadero (ghat), nos “asaltarán” varios remeros ofreciendonos sus servicios y precios para navegar un rato por el Lago Dal.


En Boulevard Road, hay una gran concentración de houseboats, que
tal vez hace que la estancia pueda ser algo agobiante. De ahí,
nuestra decisión de coger un houseboat algo más alejado del meollo




  

Y aquí termina mi crónica de esta ciudad y especialmente, de sus alrededores. Una tierra, entre las más militarizadas del mundo, pero que sin duda cautivará al viajero por su belleza natural.

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