martes, 24 de marzo de 2020

Viaje a Japón (VI). Okinawa, qué ver en el centro de la isla.

Continuando con los principales lugares a visitar en la isla de Okinawa, hablaremos en este artículo con la zona centro, que conjuga la historia más ancestral de dicho lugar junto con un pequeño archipiélago de tres islas, con lugares y paisajes naturales muy interesantes.

Asimismo, una gran parte de este recorrido, discurre por carreteras secundarias donde ya nos podemos dar una mejor idea de la tranquilidad y paz que hay en esta isla y que nos hará enamorarnos más aún de este pequeño trocito de Japón.

Probablemente, con un día sea suficiente para la ruta sugerida pero tal vez, si se presenta un día soleado, se quiera disfrutar un poco de sus playas (en el fondo, Okinawa se ofrece como un destino de sol y playa) y tal vez requiera de dos días.




La ruta que se sugiere para esta zona es la siguiente:





CASTILLO DE NAGAKUSUKU

Si en la zona sur de la isla, básicamente el conjunto histórico estaba enfocado a las diversas batallas de los japoneses contra los norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial, por la zona centro hay una gran cantidad de lugares históricos que data del Reino de Ryu Kyu

Uno de ellos es el Castillo de Nagakusuku. Gosamaru, un legendario comandante de Ryūkyū, que construyó la fortaleza a principios del siglo XV para defenderse contra los ataques de Amawari, procedentes del vecino Castillo Katsuren. Amawari atacó el castillo en 1458 y derrotó a Gosamaru poco antes de que su propio castillo fuese atacado por el general Uni-Ufugusuku.

Los seis jardines de esta fortaleza, con sus paredes de piedras apiladas, lo convierten en un claro ejemplo de gusuku. El castillo fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 2000 y es uno de los cien castillos más célebres de Japón.





Durante nuestra visita a este lugar, mi mujer y yo no pudimos disfrutarla mucho ya que cayó un gran chaparrón y al ser básicamente una fortificación en ruina, prácticamente no hay lugares cubiertos que nos protegiera y por tanto, la visita no pudo ser tan agradable como la hubiéramos deseado ya que en lo referente a construcciones defensivas, merece mucho la pena.





Dicho castillo abre todos los días de 8:30 a 17:00 y el precio es de 400 yenes (poco más de 3 euros). Conviene saber previamente si el día que tenemos pensado visitarlo, lloverá o no, porque en caso afirmativo desluciría mucho el verlo y tal vez, sería mejor verlo para otra fecha.

A la entrada del recinto, un pequeño trenecito eléctrico gratuito, nos llevará hasta el punto donde se empieza la visita, de tal forma que cuando terminemos de ver todo, habremos retornado al punto de origen de donde empezamos, es decir, el acceso de entrada.

RESIDENCIA NAKAMURA

A unos pocos cientos de metros del anterior lugar, se encuentra la Residencia Nakamura.

Dicha visita es muy recomendable ya que nos daremos cuenta de como es una mansión basada en la arquitectura de Okinawa. La casa data del siglo XVII y muestra muchas características típicas de la residencia de un rico agricultor de Okinawa, como un techo de tejas rojas con estatuas de shisa, criaturas como leones que alejan a los espíritus malignos y que son omnipresentes en Okinawa , y un muro de piedra y árboles altos para protegerse contra los tifones frecuentes.

Aquí, al ser una residencia cubierta, la lluvia no es tan molesta como en el anterior lugar visitado.





El horario de visita es de 9:00 a 17:30 y el precio de la entrada es de 500 yenes (unos cuatro euros). Si se es muy aficionado a las casas japonesas, este es un buen lugar para sacar fotos ya que aparte de la estructura en si, dicha casa también tiene una gran cantidad de objetos característicos de estos alojamientos.





Hay que tener en cuenta que justo al lado de dicha residencia, hay un pequeño centro de información turística, que aparte de gestionar y controlar dicho lugar, también ofrece, de forma gratuita, una taza de té para todos los visitantes junto con algunos objetos de recuerdos a la venta.





Hasta aquí, son las visitas de lugares históricos a visitar por esa zona. A continuación, relatamos ya las visitas referentes a naturaleza, que corresponden a tres pequeñas islas situadas en la costa este de Okinawa.



E incluso antes de acceder a estas islas, el maravilloso espectáculo que ofrecen sus puentes, ya de por si merecen la pena. Esos puentes que da la sensación de estar flotando en el agua y que en vez de conducir, se está navegando.






ISLA DE HAMAHIGA

Del conjunto de tres islas es la más pequeña, con tan solo 2,5 kilómetros cuadrados pero, pero pese a su reducido tamaño, no es un hándicap para deslumbrarnos por su belleza. Sus playas son muy recomendables así como hacer pequeños senderos a través de la isla.







ISLA DE MIYAGI

De este trío de islas es la más grande y es la que abastece a las demás en lo referente a servicios públicos como bomberos, policías, etc. Quizá, de las tres, es la que menos belleza tenía aunque sus pequeñas carreteras, con muchas de ellas mirando al mar, le daban un encanto.








También, a la entrada de la isla, desde el puente que la une a la isla de Okinawa, hay un pequeño paseo marítimo muy agradable.







En ese mismo paseo, hay restaurante que fue donde almorzamos, concretamente el Restaurante Heian (que también es un hotel en sus plantas superiores), y estuvo bastante bien y con una buena relación calidad precio (ver ubicación).

Fachada del hotel restaurante

Menú típico de Okinawa para una persona



ISLA DE IKEI


La isla de Ikei, fue la que decidimos mi mujer y yo para darnos un baño. El día anterior la habíamos oteado pero como estaba nublado y lloviznando, no era un día de playa propicio para disfrutar, así que fuimos al día siguiente.

Con respecto a la ubicación de esta playa, justo al entrar a la isla desde la isla de Miyagi, veremos los carteles de una playa privada, precisamente con el mismo nombre que la isla, Ikei Island. El motivo de playas privadas en Okinawa es que el japonés valora mucho no tostarse al sol (en estas latitudes es un sinónimo de belleza tener la piel muy blanca) y estas playas, les ofrece la posibilidad de alquilar sombrillas así como tiendas que venden crema solar, sobreros, etc. Pero la playa que nosotros vimos está justo enfrente de ella.

La playa privada había que pagar 500 yenes (unos cuatro euros) pero aparte de eso, era más bien el ambiente musical con volumen estridente la que nos echó para atrás, aparte de su cierto tono turístico.

Playa de pago en la isla de Ikei

Al ser de pago, está vallada dicha playa



“Nuestra” playa (ver ubicación) fue un gran descubrimiento ya que aparte de sus finas arenas, el agua estaba totalmente cristalina y era una delicia nadar y bucear.





Desde la misma playa, hay unas pequeñas escaleras que nos adentraba en una espesa selva y que terminaba en un pequeño santuario, prácticamente oculto por la abrupta naturaleza. El sendero, no sería más de 15 minutos pero era de una frondosidad impresionante.




Y justo enfrente de dicha playa, hay una pequeña localidad (Yonashirokei) con las casas típicas de Okinawa y que daba gusto pasear por sus angostas calles. Desde el pequeño puerto de esta localidad, había unas hermosas vistas a la playa.





Y aquí termina nuestros lugares recomendados en la zona central de Okinawa. Si tienen tiempo, conviene perderse por estas tres islas últiamente comentadas, especialmente en la de Ikei y Hamahiga, curiosamente las dos más pequeñas.





No hay comentarios:

Publicar un comentario