Este
último post sobre los principales lugares a visitar en Okinawa, lo enfocaremos
a su costa oeste, desde el centro de la isla hasta el punto más septentrional,
el Cabo Hedo. Es la parte de Okinawa que más nos gustó y probablemente, en una
hipotética vuelta a la isla, nos centraríamos en esa zona.
Para
otear bien la zona, quizá con tres o cuatro días sería suficiente aunque
perfectamente se puede ampliar a unos días más ya que la tranquilidad de esa
región, ya algo lejos de Naha, la capital, hace que la vida sea muy tranquila y
relajada, algo que normalmente se suele valorar mucho y más para el caso mío y
de mi mujer, que viviendo en una ciudad como Pekín, de 22 millones de
habitantes, a veces la mente pide un poco de paz.
A continuación indicamos la ruta de los
principales lugares a visitar:
MOTOBU, LUGAR TOMADO COMO “CAMPAMENTO BASE”
Con respecto al lugar para seleccionar un
hotel y de ahí movernos a los diferentes lugares, nosotros escogimos la pequeña
ciudad de Motobu. Las razones por la que elegimos fue que estaba a una
distancia equidistante de los principales puntos, que en lo referente a
logística, tiene bastantes supermercados y que el hotel que seleccionamos, el
Kinjo Motobu, tenía una excelente relación calidad precio. Probablemente, lo
tengamos en cuenta si volvemos para allá.
Pasear por esta pequeña localidad, era una
delicia, por ese ambiente totalmente japonés, con su orden, sus calles
estrechas, el silencio sepulcral, etc. Todas las mañanitas, solíamos caminar un
poco antes de coger el coche.
Aparte, la ciudad tiene un pequeño museo muy
interesante, el Museo Municipal de Motobu, que nos permite conocer un poco
tanto la historia como las tradiciones de la zona (ver
ubicación).
Asimismo, dentro de la propia ciudad, un poco adentrándose
a a las montañas y en paralelo a un riachuelo, hay un pequeño sendero, de fácil
caminata, que nos hará pensar que estaremos en un frondosa selva. (ver
ubicación).
Cabo Zanpa
Este interesante lugar natural se encontraba
en nuestro camino, cuando nos trasladamos desde el hotel que teníamos en la
zona sur al que hemos indicado arriba y decidimos parar.
Es un lugar muy concurrido por los lugareños,
por sus acantilados, que alcanzan una altura de 30 metros. De hecho, durante
nuestra visita, coincidimos con unos cuantos colegios. Es interesante a la hora
del atardecer ya que como está situado al oeste, es en esa franja del día,
cuando la belleza es mayor.
Justo al lado, se encuentra la Playa de Manza.
A partir de este punto, se puede decir que empiezan las grandes playas de la
costa oeste de Okinawa, cuya principal característica son sus largas
extensiones y su hermosa arena. Tal vez, dependiendo de la climatología y las
ganas de pegarse un chapuzón, pueda ser una buena opción esta playa.
La Isla de Sesoko
La Isla de Sesoko, de tan solo tres kilómetros
cuadrados, se encuentra enfrente de la localidad que tomamos como cuartel general
para esta zona de Okinawa, Motobu. Es una isla muy tranquila y es muy
recomendable visitar su playa, de una gran belleza. Lástima que cuando la
vimos, el día estaba muy plomizo y con algo de frío pero no obstante, eso no le quitó
belleza a este lugar.
Lo malo es que justo enfrente de esta playa,
se está construyendo un gran complejo hotelero, que probablemente ya la quite
mucha hermosura a la playa.
El resto de la pequeña isla, también es muy recomendable
visitarla ya que tiene pequeños caminos, tan angostos que casi no cabe ni un
coche.
BISE FUKUGI
Uno de los lugares más hermosos y visitados
del norte de Okinawa es Bise Fukugi. Consiste en unas pequeñas calles plantadas
de árboles y que, por su frondosidad, hace que siempre haya sombra. Muy
interesante para los amantes de la fotografía.
En este mismo lugar, se encuentra la Playa
Esmeralda. Una alternativa interesante para divisar el precioso mar, con un
azul turquesa impresionante en días soleados, que tiene este archipiélago
japonés.
En esta zona, hay unos cuantas cafeterías y
restaurantes y, por tanto, podría ser una opción interesante para hacer una
parada y reponer fuerzas.
CASTILLO NAKIGIN
La zona norte, en lo referente a historia, no
tiene tanta como el sur pero este castillo es muy recomendable.
El castillo Nakijin es un gusuku (nombre que se le da
a los castillos o fortalezas de las islas Ryūkyū) Se construyó en el siglo XIV. Aunque únicamente restan en su mayoría ruinas,
llegó a alcanzar un tamaño total de 38 000 metros cuadrados.
Cuenta con
paredes de caliza y un museo con artefactos. En algún momento, fue un centro
religioso que albergó diversos utaki (lugar sagrado). En él, se construyeron además
tres santuarios para que se llevaran a cabo rituales, dado que se ubicaba
frente a Iheya, una isla sagrada. En el año 2000, la UNESCO lo declaró Patrimonio
de la Humanidad como parte de los sitios
Gusuku y bienes culturales asociados del reino de Ryūkyū.
Justo a la
entrada de dicho castillo, en un anexo, hay un interesante museo que nos relata
la historia de este lugar. El acceso viene incluido en el precio de la entrada.
Asimismo, al
estar situado a una cierta altura, también son dignas las vistas que se
obtienen del Mar de China.
El horario de
apertura es de 8:00 a 18:00 todos los días y el precio es de 400 yenes (unos
tres euros).
LA ISLA DE
KOURI
La pequeña
isla de Kouri, pese a su reducido tamaño de tan solo 3,17 kilómetros cuadrados,
es un lugar muy concurrido ya que alberga una hermosa naturaleza digna de ver.
Su principal
atracción es la Playa de Kouri, que como reclamo turístico tiene unas rocas en
forma de corazón y por tanto, tratándose de Japón, ya eso es un imán para
atraer a mucha gente, especialmente jóvenes, para la correspondiente foto. No
olvidemos la gran afición que tienen los nipones para inmortalizar todos los
momentos y lugares y éste, por sus especiales características, no iba a ser
menos.
Aparte de esta
peculiar playa, y debido al pequeño perímetro que tiene la isla, se puede
cubrir perfectamente en coche en unos 10 minutos y poder ver la tranquilidad y
hermosura de esta isla.
Asimismo, y
debido a su relativo gran turismo, hay bastantes restaurantes para lo pequeña
que es la isla. Una opción interesante para comer es el restaurante “Café t
& C Toraku”, que está bien de precio y quizá lo mejor, son sus impresionantes
vistas al mar (ver
ubicación).
LA ISLA DE
YAGAJI
Esta isla, de
unos ocho kilómetros cuadrados, está justo enfrente de la anterior comentada y
también es un lugar muy interesante para disfrutar de la naturaleza. Si bien no tiene puntos bien definidos como la anterior, su conjunto paisajístico en sí, es preciosa.
Y como no,
tratándose de islas menores en comparación con la principal, Okinawa, los
puentes aparte de ser unos auténticos prodigios de la arquitectura, también son
una hermosa postal turística, con esas aguas, que si el día lo permite, tiene unos colores
turquesas muy difíciles de verlos en otros lugares.
LA PLAYA DE
OKUMA
Y tras llevar
unos días muy nublados en Okinawa, la suerte se nos vino de nuestra parte y la
visita programada para la zona norte, coincidió con un hermoso día soleado y
tocaba descansar un poco de tanta lluvia y coche y fue en la Playa de Okuma,
una auténtica maravilla.
Como los
japoneses son poco dados a coger el sol ya que en esas latitudes se estila más
el color de piel blanco, pues la playa era prácticamente para nosotros. A veces
venían pequeños grupos de japoneses, no más de cinco, pero era para la
correspondiente foto y se iban. No obstante, el que haya estado en este país, sabe que aunque se encuentre rodeado de 100 nativos, no se entera por el gran respeto que suelen ofrecer siempre y hablar bajo, o más bien susurrar.
Si tienen la
oportunidad de ir a Okinawa y quieren una playa muy larga para caminar y
tranquila, esta es la Playa de Okuma. Además, su blanca arena hace que el color
del mar resalte aún más la belleza del conjunto natural en si.
Una parte de
la playa está destinada a un hotel ubicado en la misma costa, que tiene como
una estructura para fotos de bodas. Mi mujer y yo, cuando estuvimos ahí en
diciembre de 2019, pudimos pasar perfectamente por dicha zona e incluso por
dicha estructura, que tenía forma de pasillo hacía el mar.
En los
alrededores de dicha playa, también se puede dar un pequeño paseo, viendo ríos, campos plantados, etc.Todo muy
agradable.
LA CARRETERA
NORTE DE LA ISLA DE OKINAWA (NÚMERO 58)
En nuestro
camino al Cabo Hedo, debíamos tomar la carretera 58 y es una de las más
hermosas que se pueden hacer ya que en su gran mayoría, va en paralelo al mar.
Además, esta es de las zonas menos pobladas de la isla (olvídese prácticamente
de usar el transporte público ya que hay poquísimas frecuencias), por lo que no había tráfico. Tenga en cuenta que ese aislamiento y lejanía, también hace
que prácticamente no haya restaurantes, por lo que le recomendamos que lleve
algo de picoteo en el coche aunque siempre estará alguna tienda de la cadena
Lawson, que aún así, no se veían muchas.
Alrededor de
la carretera, hay pequeños pueblos pero poco comercios ofrecían. Sin duda, un
viaje al Japón que muy pocos asociamos en el sentido de no haber tiendas y una
forma de vida muy conservadora y sin grandes lujos.
CABO HEDO
Y como colofón
de este viaje a este pequeño trocito de Japón, llegamos al punto más al norte
de la isla de Okinawa, el Cabo Hedo.
Sin duda, las
hermosas vistas que obtenemos de la costa norte de Okinawa merece mucho la pena
llegar hasta aquí, aparte del trayecto en si, que habíamos comentado
anteriormente.
Muy
interesante, sentarse en alguno de los pedruscos que hacen funciones de banco y
deleitarse y relajarse viendo toda esta belleza.
Por el
simbolismo que tiene esta ubicación, en ese mismo lugar hay un monumento para
conmemorar el fin de la
ocupación estadounidense y el retorno de
Okinawa a la soberanía japonesa, que se produjo en 1972. Es decir, dichas islas
estuvieron ocupadas por Estados Unidos un total 27 años (desde 1945, fin de la
Segunda Guerra Mundial a ese año). No olvidemos que aún con Rusia está el
litigio de las Islas Kuriles.
Y aquí,
termina la crónica de nuestro viaje a la isla de Okinawa. Mi mujer y yo sabemos
de sobra que es un hasta pronto y que antes de irnos de China (previsiblemente
para mediados de 2022), volveremos a visitarla pero ahora, debido a las graves
restricciones para viajar debido al coronavirus, hablar de fechas no tiene
sentido.
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