Uno de los mayores placeres a la hora de viajar, es conocer distintas culturas. Y estando en China, sin duda, la tibetana llama mucho la atención. El problema de visitar el Tíbet, es de todos sabidos, que previamente hay que solicitar un permiso al gobierno chino, que en muchas ocasiones se deniega y otra, que estando en el Tíbet, las visitas son muy programadas y no se puede salir de una cierta ruta. Aparte de la vigilancia por parte de las autoridades chinas (y a veces, ni siquiera hay que ir a esta región o a Xinjiang, como ha sido el caso de mi esposa y yo) que probablemente nos veamos sometidos.
Así que, si se quiere conocer la cultura tibetana fuera del Tíbet, había que mirar alternativas factibles. Realmente, no se puede decir que dicha cultura se encuentre solamente acotada en el territorio de la Región Autónoma del Tíbet, sino que va mucho más allá de sus fronteras y es fácil ver templos en otras regiones de China como Yunnan, Sichuan, Qinghai, o como fue en nuestro caso, en la provincia de Gansú.
Y dentro de esta histórica provincia, encrucijada de muchas civilizaciones al transcurrir por ella la Ruta de la Seda, la localidad de Xiahe y alrededores, nos brindó esta magnífica posibilidad. Asimismo, hablando con personas extranjeras allá asentadas que llevan negocios relacionados con el turismo, nos dijeron que, si queríamos ver cultural tibetana, quizá, lo menos idóneo sería no ir al Tíbet, por las grandes restricciones a las que se ve sometida dicha cultura allá, y buscar emplazamientos en otras regiones aledañas.