Pocos
países me han sorprendido tan positivamente como ha sido el caso del Sultanato
de Omán. Sin duda alguna, la gran joya desconocida del Golfo Pérsico y pese a
ser fronterizo con los Emiratos Árabes Unidos, y consecuentemente con el fasto
y pomposidad del lujo de Dubai, Abu Dhabi, etc. las ciudades omaníes huyen
totalmente de este estereotipo y aun teniendo una gran riqueza de petróleo y
gas, dicho país, ha sabido ante todo saber preservar sus tradiciones y cultura.
Si a ello, le unimos una impresionante naturaleza, el viaje está más que
amortizado.
Y ya lo creo que
está amortizado ya que tras nuestro viaje a Jordania, lo combinamos con Omán, mi
mujer y yo nos quedamos tan prendados de este país, que decidimos volver dos
meses después. Viviendo en India, dicho destino se encuentra únicamente a tres
horas en avión y con varios vuelos diarios directos, por tanto, lo hace como
una salida de emergencia para los que vivimos en este país, tan lleno de
contaminación y de caos, desgraciadamente.