Una de las ciudades que en la gran mayoría de las ocasiones suele quedar fuera de los circuitos turísticos en Egipto, es Alejandría. No obstante, si tiene tiempo, su visita estará más que justificada.
Esa casi nula presencia de turistas hace que, a diferencia de otros lugares en este país, la gente prácticamente no hable inglés y no tenga esa visión de que un turista es igual a dinero. Por tanto, pasear por ella se hace muy agradable y la población, es bastante respetuosa y educada con el visitante, algo que cuando ya llevábamos veinte días de viaje por Egipto, se agradecía bastante.
Aparte de ser una ciudad con algunas pinceladas de historia, su principal atractivo también radica en esa decadencia que se produjo cuando estando habitada por muchos extranjeros, éstos tuvieron que abandonar la ciudad cuando el Presidente Nasser, en 1956, decidió nacionalizar el Canal de Suez para obtener financiación para su gran proyecto, la Presa de Asuán. Ante tanta hostilidad, la ciudad quedó prácticamente vacía de extranjeros, que aportaban una gran cantidad de dinero vía empresas, quedado la ciudad prácticamente estancada en el tiempo.